Un nuevo directivo ha sido contratado y recién comienza a ocupar su puesto con su nuevo empleador. Fue contratado para mejorar el desempeño de una división, quién sabe si para darle un giro a toda la empresa. Quizás fue promovido o trasladado de departamento o territorio. O, sencillamente, para ocupar una posición de suma importancia que fue dejada vacante por su anterior incumbente.
Como consultor he encontrado esta situación una gran cantidad de veces. Y en gran medida he encontrado algunos errores que muchos de estos directivos cometen. Entre ellos:
1. Hablar demasiado acerca de su trabajo anterior. El nuevo ejecutivo no pierde tiempo ni oportunidad para hablar acerca de su antiguo trabajo, de su antiguo empleador o su antigua área. Continuamente busca expresar, y no de forma implícita ni anónima, lo que hizo en su trabajo anterior, el cómo hacía las cosas allá. Reconstruye, cual película monocromática, sus emociones y añoranzas, con las cuales perpetúa su atesorada nostalgia.
Olvida este ejecutivo que esa realidad ya dejó de serlo; ya es pasado y, como tal, un simple recuerdo. Y lo contrataron para crear futuro, no para revivir pasados. Pierde de vista, además, que tanta añoranza de su pasado empleador conlleva un mensaje subliminal: deseo estar allá. Entonces, la pregunta es, ¿qué hace usted aquí?
2. Comparar esta empresa o área (la actual) con(tra) su pasado empleador. Este error es peor que el anterior. No sólo menciona y recuerda su trabajo anterior. Compara su empresa o departamento actual contra el anterior. Por supuesto, para decir que allá las cosas eran mejores. Para usarlo como muletilla de su experiencia. Olvida este ejecutivo que este tipo de comparación es muy odiosa. Está diciéndole a todo su equipo que todo lo que ellos han hecho y logrado hasta ahora es muy pobre comparado con aquel otro lugar, su antiguo empleador, donde ya dejó de estar. ¿Cómo se sentirá su equipo ahora?
La pregunta es, si allá las cosas andaban tan bien y usted lograba tantas hazañas loables, ¿por qué se fue de allí?
3. Querer aplicar aquí las cosas que funcionaron allá. Éste es un error muy típico. Transportar la experiencia y pretender aplicarla tal cual (o casi) en el nuevo lugar de trabajo. Transportar ideas, esquemas, procesos, y hasta productos y estrategias, como si fueran adaptables cual piezas intercambiables de un rompecabezas genérico, carente de sabor distintivo.
Así, se empeña en replicar lo ya hecho, lo ya aprendido, lo ya implementado, lo ya sabido. Se hace predecible, repetitivo.
Olvida este directivo que si los dueños hubieran querido hacer de su empresa una copia fiel de su antiguo empleador, quizás hubieran adquirido aquella empresa en lugar de emplearlo a él. ¿Para qué contratar a alguien de alto nivel para que confeccione una copia de un traje usado, cuando se tiene el dinero para comprar el traje... y quizás nuevo?
Pasa por alto también que, al mencionar tan vehementemente su antiguo empleador o departamento, al comparar el nuevo contra el viejo, y al pretender aplicar aquí las cosas que funcionaron allá, este directivo está dando señales de una carencia importante: tal parece que no tiene más que esa sola experiencia en su haber, y que de ella debe extraer, cual zumo de fruta seca, la más mínima gota de recuerdo, el más mínimo extracto de saber, la más ínfima esencia de un vetusto éxito pasado.
Sugiere, además, una gran inseguridad para tratar cosas nuevas, y una posible incapacidad para crear nuevos caminos, nuevas soluciones, nuevas estrategias, nuevas formas, en fin, sugiere grandes limitaciones para ejercer un liderazgo de vanguardia, innovador, inventivo, inspirador. Nuevo.
Si a usted le han contratado para un nuevo reto en una posición ejecutiva, es muy probable que la motivación para hacerlo esté fundamentada sobre la expectativa de dar un giro al negocio hacia un nuevo rumbo, hacia una nueva realidad... con la consigna de hacerlo incomparablemente exitoso, con el compromiso de sorprender a los competidores.
Si le han contratado para ese nuevo reto, es muy posible que lo que se espere de usted sea que aporte luz y guía en la construcción de un nuevo destino, no que se distraiga mirando el camino andado.
Abundan las estatuas de sal.
Reconocido Estratega, Ingeniero Organizacional y Conferencista de Alto Impacto, experto en pensamiento estratégico y en la transformación estratégica de organizaciones. Co-fundador del Centro Gerencial META, y Socio Director de su división de consultoría empresarial. Ha coordinado o dirigido más de un centenar de proyectos de desarrollo y consultoría, siendo, además, coach o mentor de decenas de directivos, ejecutivos, funcionarios y empresarios.
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