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martes, 22 de junio de 2010

La Estrategia Debe Ser Contraintuitiva

En términos competitivos, las organizaciones establecen estrategias para obtener ventajas competitivas. Por definición, estas ventajas surgen a partir de asimetrías y de imperfecciones creadas en los ambientes competitivos. A mayor asimetría, mayor distancia competitiva. Y a mayor distancia competitiva, mayor rentabilidad. Por el contrario, mientras más se parecen los competidores y sus estrategias, menos asimetría y menos distancia competitiva existe entre ellos, reduciendo las ventajas y las ganancias.

Para crear mayores distancias conviene hacerse impredecible. Como en el deporte, el jugador que sorprende con un movimiento inesperado, desestabiliza a su oponente y gana la atención y el interés de su público. Asimismo, el competidor dinámico, creativo, ágil y flexible, saca de paso a su contrincante, a la vez que gana mayor visibilidad ante su mercado.

Lamentablemente, en un mundo que anda cada vez más rápido y donde se producen cada vez más cambios por unidad de tiempo, se evidencia un desmedido afán por copiar. Quizás, más que un afán, se trata de una necesidad. La misma frenética velocidad de los mercados y de los cambios en preferencias y tecnologías, incentiva a las organizaciones a adoptar las salidas rápidas, la copia elegante o la adaptación maquillada de una idea ya probada por otros. 

Los mismos métodos tradicionales de la llamada "planificación estratégica" se fundamentan más en mirar hacia los lados (lo que otros están haciendo, diciendo, esperando o prefiriendo) que hacia delante (provocar nuevas realidades, crear nuevos escenarios, desestabilizar creativamente los mercados). Y así se perpetúa la cadena depredadora y autodestructiva fundamentada en la comparación y la adaptación reactiva.

Se requiere un planteamiento nuevo. Se requiere de un coraje apasionado que mueva a las organizaciones a romper la linealidad de las proyecciones y de las predicciones. Se requiere quebrar creativamente la continuidad enfermiza de las curvas evolutivas de los sectores en que compiten los negocios de hoy día.

Y se requiere nuevos métodos y herramientas para diseñar este nuevo tipo de estrategias.

Nuestra recomendación para aquellas empresas y organizaciones que buscan realmente alcanzar ventajas competitivas verdaderas: hay que ir en contra de lo esperado; hay que plantearse - y realizar - acciones que vayan en contra de la corriente de lo usual, de lo aceptado, de lo convencional. Hay que generar movimientos que desestabilicen el status quo de su sector. Hay que mover el balón por donde nadie se lo espera, por ese canal inesperado, o mediante esa jugada arriesgada. Hay que saber hacer la jugada que nunca se ha escrito, hasta ahora.

Conviene desarrollar, establecer y cosechar estrategias y acciones contraintuitivas. 

Los originales son interesantes. Las copias, muy aburridas.


martes, 15 de junio de 2010

Tres Errores que un Nuevo Directivo Debe Evitar

Un nuevo directivo ha sido contratado y recién comienza a ocupar su puesto con su nuevo empleador. Fue contratado para mejorar el desempeño de una división, quién sabe si para darle un giro a toda la empresa. Quizás fue promovido o trasladado de departamento o territorio. O, sencillamente, para ocupar una posición de suma importancia que fue dejada vacante por su anterior incumbente.

Como consultor he encontrado esta situación una gran cantidad de veces. Y en gran medida he encontrado algunos errores que muchos de estos directivos cometen. Entre ellos:

1. Hablar demasiado acerca de su trabajo anterior. El nuevo ejecutivo no pierde tiempo ni oportunidad para hablar acerca de su antiguo trabajo, de su antiguo empleador o su antigua área. Continuamente busca expresar, y no de forma implícita ni anónima, lo que hizo en su trabajo anterior, el cómo hacía las cosas allá. Reconstruye, cual película monocromática, sus emociones y añoranzas, con las cuales perpetúa su atesorada nostalgia.

Olvida este ejecutivo que esa realidad ya dejó de serlo; ya es pasado y, como tal, un simple recuerdo. Y lo contrataron para crear futuro, no para revivir pasados. Pierde de vista, además, que tanta añoranza de su pasado empleador conlleva un mensaje subliminal: deseo estar allá. Entonces, la pregunta es, ¿qué hace usted aquí?

2. Comparar esta empresa o área (la actual) con(tra) su pasado empleador. Este error es peor que el anterior. No sólo menciona y recuerda su trabajo anterior. Compara su empresa o departamento actual contra el anterior. Por supuesto, para decir que allá las cosas eran mejores. Para usarlo como muletilla de su experiencia. Olvida este ejecutivo que este tipo de comparación es muy odiosa. Está diciéndole a todo su equipo que todo lo que ellos han hecho y logrado hasta ahora es muy pobre comparado con aquel otro lugar, su antiguo empleador, donde ya dejó de estar. ¿Cómo se sentirá su equipo ahora?

La pregunta es, si allá las cosas andaban tan bien y usted lograba tantas hazañas loables, ¿por qué se fue de allí?

3. Querer aplicar aquí las cosas que funcionaron allá. Éste es un error muy típico. Transportar la experiencia y pretender aplicarla tal cual (o casi) en el nuevo lugar de trabajo. Transportar ideas, esquemas, procesos, y hasta productos y estrategias, como si fueran adaptables cual piezas intercambiables de un rompecabezas genérico, carente de sabor distintivo.

Así, se empeña en replicar lo ya hecho, lo ya aprendido, lo ya implementado, lo ya sabido. Se hace predecible, repetitivo.

Olvida este directivo que si los dueños hubieran querido hacer de su empresa una copia fiel de su antiguo empleador, quizás hubieran adquirido aquella empresa en lugar de emplearlo a él. ¿Para qué contratar a alguien de alto nivel para que confeccione una copia de un traje usado, cuando se tiene el dinero para comprar el traje... y quizás nuevo?

Pasa por alto también que, al mencionar tan vehementemente su antiguo empleador o departamento, al comparar el nuevo contra el viejo, y al pretender aplicar aquí las cosas que funcionaron allá, este directivo está dando señales de una carencia importante: tal parece que no tiene más que esa sola experiencia en su haber, y que de ella debe extraer, cual zumo de fruta seca, la más mínima gota de recuerdo, el más mínimo extracto de saber, la más ínfima esencia de un vetusto éxito pasado.

Sugiere, además, una gran inseguridad para tratar cosas nuevas, y una posible incapacidad para crear nuevos caminos, nuevas soluciones, nuevas estrategias, nuevas formas, en fin, sugiere grandes limitaciones para ejercer un liderazgo de vanguardia, innovador, inventivo, inspirador. Nuevo.

Si a usted le han contratado para un nuevo reto en una posición ejecutiva, es muy probable que la motivación para hacerlo esté fundamentada sobre la expectativa de dar un giro al negocio hacia un nuevo rumbo, hacia una nueva realidad... con la consigna de hacerlo incomparablemente exitoso, con el compromiso de sorprender a los competidores.

Si le han contratado para ese nuevo reto, es muy posible que lo que se espere de usted sea que aporte luz y guía en la construcción de un nuevo destino, no que se distraiga mirando el camino andado.

Abundan las estatuas de sal.

domingo, 13 de junio de 2010

Dos Pequeñas Lecciones Aprendidas del Mundo de la Fotografía

Definitivamente. Me gusta la fotografía. Me gusta captar a través del lente mi interpretación del mundo que llevamos dentro y materializamos fuera. Me gusta hacer una imagen, crear la magia de un momento para comunicar un sentimiento, una idea, un mensaje. Me gusta vibrar con los colores y fundirme con los grises en el blanco y negro. Me gusta, en fin, conectarme con la luz para crear una interpretación de la realidad y llevarla más allá de las palabras, creando imágenes, sensaciones y pensamientos, todo en uno.


Y son muchas las lecciones que este maravilloso mundo nos regala cada día, con cada experiencia, con cada click del obturador que cede, en pícara complicidad, a la sutil presión del dedo de la experimentación, cual la impronta de una rúbrica única, especial, irrepetible.


Sí, muchas son las lecciones. Esta mañana reflexionaba sobre dos de ellas. Dos simples ideas, dos simples pensamientos, que pueden servir de estrella polar para tantas decisiones y tantas acciones en la vida, en lo personal, en lo profesional, en lo individual, en lo social:


1. Nunca, nunca, nunca hagas la foto de un compañero. Me explico: al hacer fotografía muchas veces salimos en grupo, puede que seamos dos individuos, o quizás decenas de personas. Vamos al mismo lugar en el mismo momento. Una regla general que he aprendido es que cada quien tiene derecho a hacer su foto. Si ves a tu compañero de aventura haciendo, buscando, creando una imagen y un momento, renuncia a la tentación de replicarlo, de apalancarte en su descubrimiento de un detalle, de una forma, de un camino, de un objeto o de una idea. Sé original, sé tú. Crea tu lenguaje, deja tu impronta inconfundible.

2. Siempre, siempre, siempre debes estar listo para tomar la foto que no saliste a buscar. Cualquier momento puede ser el mejor momento, si tan sólo estás en atención total a ti y a tus alrededores. De hecho, para quien vive atento, cualquier momento es el mejor momento. Siempre hay más que crear. Siempre hay más que aprovechar. Siempre hay más que experimentar. Siempre hay una nueva realidad que crear. Siempre hay un nuevo mensaje que expresar. Y allí, en el lugar y en el momento que menos esperas, puedes dejar de esperar. Puedes, sencillamente, ser parte de la historia, haciendo la historia. Dando a luz algo nuevo, regalando al mundo una nueva creación, todo un nuevo universo de posibilidades. Toda una nueva realidad, enmarcada en el latido de un segundo.