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viernes, 23 de julio de 2010

Equilibrio Interno - Excelencia Externa

"Equilibrio Interno - Excelencia Externa". Así titularon los jóvenes la Pastoral Juvenil Universitaria (PUCMM) su excelente XII Seminario de Crecimiento Humano-Profesional del pasado mes de junio, en el cual tuve la magnífica oportunidad de presentar la charla de apertura. La conferencia que dicté tenía como tema central el "Balance entre la vida personal y la vida laboral". Interesante reto y, a la vez, inexplicable tema. Inexplicable porque me resulta difícil comprender que tengamos que hablar acerca del tópico y, a la vez y paradójicamente, porque cada día se hace más necesario. Desde mi óptica, existen varios puntos claves para conducir la vida hacia el balance personal-profesional de manera fluida y satisfactoria.


(a) En primer lugar, este balance es un resultado, no un objetivo ni una meta. Muchas personas desgastan su vida persiguiendo un resultado, sin darse cuenta que lo importante es trabajar sobre las causas del mismo, sobre las teclas y botones que, una vez presionados, producen la consecuencia: el resultado. En otras palabras, hay que saber lo que se quiere conseguir para trabajar sobre las acciones y situaciones que producirán los resultados que queremos.


(b) El "qué queremos" debe estar claramente definido, comenzando con una visión inspiradora, retadora y trascendente; esta visión se traduce en propósitos y metas, y entonces podemos establecer los quehaceres para llegar allí... podemos entonces provocar las causas que produzcan los resultados. Así, traducir los resultados deseados en términos de visión, propósitos, metas y quehaceres es un segundo paso de esencial importancia. 


(c) El tercer paso es fácil de intuir; es el "¡manos a la obra!": trabajar en los quehaceres establecidos para llegar a los resultados esperados, y medir el progreso, los logros y los resultados obtenidos, de manera que podamos evaluar el avance real y efectivo del trabajo.


Simple como parece, este sistema necesita un acto de consciencia muy fuerte: comprender que conviene focalizarnos menos hacia el "tener" y volcar la atención hacia las bases fundamentales que solidifican cualquier logro material: ante todo, hacer y, sobre todo SER. La humanidad parece haber volteado la pirámide. Para poder "ser alguien" hay que "tener mucho"... a veces "haciendo poco". La persecución desenfrenada del "tener para ser" es una de las causas más obvias y patológicas de este "desbalance" que tanto preocupa en la sociedad actual. El ser humano se pierde en el bosque de las posesiones como prenda y finalidad, y hace lo que sea para conseguirlas.


Para vivir una vida realmente balanceada y antes de preguntarse qué queremos lograr, primero hay que "SER". Poseer plena conciencia de sí. Dejar de ver hacia fuera y centrarse, ver hacia dentro, descubrirse dentro, encontrarse dentro, en lugar de salir a buscarse fuera en las distracciones que el mundo vende y hasta regala.  Y entonces surge un nuevo dilema: para ser hay que hacer. Pero hacer desde y hacia la conciencia; es un hacer orientado hacia el trabajo personal de liberarse, de descubrirse, de permitirse "ser" sí mismo, en la plenitud de la independencia de los modelos impuestos, de los valores improntados y de las creencias programadas a conveniencia de personas y sistemas externos.


Al plantear la vida desde estas perspectivas, a modo de una completa y comprensiva estrategia de vida, incorporamos propósitos y objetivos relacionados con aspectos personales y sociales; familiares y profesionales, intelectuales y espirituales; de pareja y de individualidad; económicos y de salud... y así, al trabajar sobre esta lista, el sistema se auto-balancea y las prioridades van surgiendo de manera aparentemente automática e intuitiva. Para quien trabaja sobre sí mismo el balance es, pues, tan natural como la vida misma; es espontáneo y omnipresente.


Podemos resumir que el secreto del balance radica en:
1. Hacer hacia dentro
2. Para Ser desde dentro
3. Entonces hacer hacia fuera: (a) definiendo claramente los resultados deseados; (b) los cuales son traducidos en visión, objetivos de trabajo, metas, quehaceres...; y (c) trabajar para sobre estos objetivos y quehaceres que nos llevarán a lograr los resultados.
4. Para conseguir resultados tanto fuera (materiales y sociales) como dentro (intelectuales, espirituales, físicos, personales).


Estos cuatro pasos son esenciales para tomar las riendas de la propia vida. Para saltar a una nueva realidad de plenitud. Para disfrutar el balance que solamente la verdadera libertad puede regalarnos. Requiere de trabajo y atención permanente. Es opcional. Nadie está obligado a tener éxito. Sólo un 3% de la población asume esta responsabilidad y disfruta el éxito; el otro 97% no. Surge la pregunta: ¿dónde estás? ¿en el 3% o en el 97%? La respuesta es muy personal. La realidad muy clara: no hay términos medios.

1 comentario:

  1. Carlos, muy ilustrativo e interesante, sobre todo para los jóvenes, que en medio de este bombardeo constante de valores que predican el TENER sin previamente ESTAR y HACER, confunden y se pierden, volcándose y enfocándose solamente en buscar los TENERES MATERIALES.

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