La estrategia de una organización establece el conjunto de patrones de decisión y acción que ésta adopta con la finalidad de procurar ventajas competitivas sostenibles. Estos patrones, así como los procesos de pensamiento y análisis que llevan a su génesis, son determinados por la forma en que la organización interpreta su mundo; por sus percepciones y supuestos respecto del ambiente que la rodea; por la forma en que traduce y da significado a las condiciones, tendencias y movimientos que caracterizan la dinámica de las fuerzas competitivas que interactúan en ese ambiente.
Como vemos, la estrategia se fundamenta sobre un mapa que representa, simplemente, una percepción y una codificación del entorno. Un mapa que existe y se sustenta sobre el conjunto de creencias, valores, paradigmas, modelos de pensamiento, estilos de actuación y normas implícitas que subyacen en el inconsciente colectivo de la organización como ente vivo, como una gran mente unificada que ve, escucha, percibe e interpreta su mundo – tanto a lo interno como a lo externo – y que, sobre la base de esta interpretación, crea una realidad para sí misma, una realidad para la cual y dentro de la cual actúa, vive, evoluciona, se adapta.
Y ese conjunto de elementos antes mencionado es lo que llamamos cultura organizacional. La cultura – tantas veces tomada a la ligera y vista como un simple elemento “soft”, más bien ligado a lo subjetivo e intangible – constituye, pues, la base más profunda de donde emanan los patrones de actuación de una organización.
Este conjunto de “intangibles” es el determinante de la calidad del pensamiento, de las interpretaciones y de los modelos de la organización; y son estos modelos e interpretaciones los que derivan en decisiones y acciones y, por lo tanto, en resultados tangibles. De la calidad de estos resultados depende el éxito o fracaso de la organización, empresa, institución o grupo.
En otras palabras, la calidad de la cultura organizacional determinará la calidad de las estrategias de una organización y, por lo tanto, la calidad de sus resultados y su éxito – o fracaso – competitivo.
Carlos, excelente artículo, es uno de los temas que más trabajo en las organizaciones que me ha tocado asesorar. Abrazos.
ResponderEliminarMartha Curiel
Gracias por tu comentario, Martha. Definitivamente, la cultura es un aspecto apasionante para trabajar. Es maravilloso ver cómo algo de naturaleza tan intangible y tan "camuflado" en el inconsciente de la colectividad organizacional puede influir en tal medida y a tal profundidad en el desempeño y resultados de la organización.
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